09 febrero 2007

La fractura

Es urgente precisar el momento en que la luz dejó iluminado el sitio vacío,
que como un animal hambriento, come lo que encuentra a su paso o al menos lo muerde.
Es urgente precisar el momento en que mis oídos comenzaron a rodar
como dos piedras sobre las cosas, y los proyectos se lanzaron suicidas en un pozo lleno de fuego.
Las letras me llueven vacías, las vocales cerraron su vientre
y los acentos se desplomaron en las palabras.
No puedo sentarme en las sillas que no suenan,
no sé distinguir los colores que no hablan,
no puedo besar a nadie porque se me han hecho heridas en el gusto.

Respiro el presente y comienza la tos,
como si estuviera caminando entre los destrozos de un incendio
y dudo querer compartirlo con alguien. La desgana no se comparte.
Los deseos se me han ahogado,
y la voluntad me alcanza para contemplar a los seres que no tienen más lenguaje que el movimiento.
A ratos el viento y los árboles parecen lanzar piedrecillas en el vacío y ocurre el milagro,
el sonido y el encanto,
pero es tan corta la salvación cuando el verbo querer está enyesado en sus contornos.
Hay días en que la vida amanece como un sol muerto en la ventana
y no soy nada más que su ataúd.
Hay otros en que lo escribo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos Clau, cómo va todo?

Estoy en total acuerdo con Charlotte.

Es un texto bien construido, una reflexión que invita a otras por lo universal del tema.

Ahhh, dile al cadencioso esquizofrénico que corrija tu link en su blog.

Cariños,
Lu

krlangas dijo...

muy lindo como escribes.
lejos de las rondas infantiles de gabriela si!, no creo que le cuentas esas penurias a un niño chico jaja.

ya aqui paso rapidito, aca tienes mi blog para que me postees de vez en cuando.

besos
carlitos.