He tenido la precisión para situar una pelota de pin pon en la línea, sacando de derecha; la precisión para poner el meñique en la segunda cuerda en el séptimo espacio, a pesar de los nervios; he logrado poner la cantidad pertinente de sal en el puré; he llamado a mis amigos justo cuando están aterrados por la soledad; he cantado justo el pedacito de canción que alguien no recordaba y quería hacerlo; compré la obra de Vallejo justo antes de que un hombre preguntara por ella. He tenido la precisión para tantos actos, pero nunca para el acto de despedida. Siempre me despido antes y temprano, o después y tarde, cuando ya no hay alguien que pueda decir adiós.-
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Hace 2 años.
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