Mientras comía un completo junto a un amigo en un local de la calle dieciocho, una mujer de unos cincuenta años también comía un completo en la mesa del frente. La quedé mirando, estaba sola, tenía arrugas, pero ninguna que fuera rastro de algun gesto alegre. La seguí mirando y no me gustó ver lo que empecé a ver, como siempre mi imaginación comenzó a enredarse, ahora con ella y su vida, pensé que al llegar a su casa, la mujer entraría, prendería el televisor, lo apagaría, y se metería en la cama, quizás alguna sombra roncaría a su lado, o algunas sombritas meterían bulla en otro lugar de la casa. Y ella derramaría un par de lagrimones, y se quedaría dormida con la cara húmeda de pena cotidiana.
Lo peor vino después, cuando recordé que mi madre cada vez que está triste dice "voy a salir... por ahí". Entonces imaginé a mamá comiendo un completo, sola, en algun lugar que nadie conoce.
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Hace 2 años.
1 comentario:
Deja a la gente comer tranquila. Si la viejita te hubiera visto que la mirabas te hubiera dicho «se hace lo que se puede».
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