24 noviembre 2009

Zurdo Puertas Afuera : la poesía de Dante Cuadra

Primer libro del poeta Dante Cuadra
Un nuevo caso insólito en el escenario de la poesía


Prólogo de Jaime Valdivieso
(Fragmento)

Ya nada puede extrañarnos luego de que Arthur Rimbaud a los catorce años cambió la poesía de Europa, y de que el poeta como creador y la poesía como fenómeno estético es algo único y muchas veces inexplicable. Pero es igualmente inexplicable que un poeta completamente desconocido y pasado los cincuenta años, haya irrumpido como un caso sorprendente tanto para los primeros que leímos sus poemas, como para el propio autor que tampoco sabía nada antes de mostrar sus versos que, con mano maestra, acaparó la atención desde el primer momento de cuantos lo leímos o escuchamos.

Pero ¿quién es este Dante Cuadra, que se da el lujo de llamarse Dante? Nadie y todos como descubrió igualmente el poeta francés, nadie más que un luminoso desconocido alojado en él sin saberlo, y dice y ve cosas que la mayoría no ve y debe aceptar con igual sorpresa, y tal vez hasta se anticipe a dialogar con otros poetas dentro de cien años como el caso de nuestro Neruda a quien marcó el joven Rimbaud con sus versos de: “Solo con ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres”.

Leyendo estos poemas de Dante Cuadra no puedo dejar de recordar la reflexión de Nikos Kazantzakis en su libro fundamental, Carta al Greco, refiriéndose al arte y a su poder para volver lo efímero en algo permanente:

“El gran artista sabe mirar entre el flujo de la realidad diaria y registrar los símbolos eternos e imperecederos. Detrás de las actividades agitadas y frecuentemente inconsistentes de los hombres, distingue plenamente las grandes corrientes que pasan a llevar el alma humana. Toma los eventos y los reordena dentro de una atmósfera imperecedera. El gran artista considera la representación realista como una desfiguración y una caricatura de lo eterno”.

Nadie se sorprende hoy entonces de que la literatura y el arte sean un gran medio de conocimiento y testimonio histórico. Pero tratándose de la poesía hay un hecho adicional y no menos importante: el poema es un reflejo del alma que revela el pulso del espíritu de todo un país en un período determinado, un instrumento que podríamos llamar espiritómetro. Y esto último, aparte de su belleza y originalidad intrínsecas, lo que aparece desde los primeros poemas, junto con una inquietante ironía, en este libro titulado: Zurdo puertas afuera.


Quién más triste que yo


Quién más triste que yo

si no mírenme

mírenme el cuello

miren mi pelo

mírenme el país

y esta ceniza en la boca

triste y perpetua

como mancha antigua

en el cielo de la pieza


Quién más triste que yo

si no tú conmigo



Los caracoles no se detienen

Hace ya días

Siglos casi

Un torrente de caracoles callados

Trepa por los muros de mi casa

Y las flores

Azules

Se enredan en el aire

Caen y se apagan

Los gallos cantan de lejos

Adivinaciones y presagios

Cantan a toda hora

Con la impertinencia propia de los dioses

Indulgentes

Me levanto a la madrugada

Hace ya días

Siglos casi

Que todos los lugares son remotos

Me pregunto de qué color es el aroma

Del agua a punto de hervir

Y salgo a esperar otra noche

O alguna revolución ciega no consignada

En el reloj

Los caracoles no se detienen



Nada le fue propicio


Nada le fue propicio

La bala esa que astilló sus pupilas

Ni las conjunciones astrales


Yo se que anduvo noviando

Con los ríos

Que son igual a trenes

Decía


Las piedras le lavaron la cara

Violentas

Mientras miraba

A la luna parir

Otras lunas

Sé que anduvo con los hijos

De los muertos

Y los días eran largos días de pobres

Como noches de pobres


Nada le fue propicio

Cuando quiso adivinar su suerte

Las líneas de la mano

Resbalaron entre sus dedos

Y el horror se le vino de golpe

Multiplicado

Las mujeres ciegas

Los hombres ciegos

Contentos de muerte ajena

Entonces

Aulló de solo

Por los siglos de los siglos

Hasta hoy



Dante Cuadra
Zurdo puertas afuera - 1° Edición
ISBN: 978-956-11-2081-5
Poesía chilena
Editorial Universitaria - 2009

(Extraido de http://deluisa.blogspot.com/, página de la compañera poeta luisa)

El jueves 26 de Noviembre a las 19:30 hrs en la Biblioteca José María Arguedas (Holanda 3806) habrá una lectura poética donde se presentará Zurdo puertas afuera. Todos invitados.

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Pd: insólitamente hermoso. felicidades, zurdo

05 octubre 2009

Un pequeño Anarquista (Beatriz Ortiz)

Como la dueña de casa brilla por su ausencia, bienvenidas las visitas.
Aquí los dejo con la voz de Beatriz, compañera poeta.

UN PEQUEÑO ANARQUISTA



El más diagnosticado,
encerrado por contagio criminógeno
es un peligro público a los diez años.
Un amasijo de conspiraciones
sitúan en el submundo del delito
al pequeño anarquista
que dice cisarro en vez de cigarro,
que sueña con ser futbolista y
enfrenta la diferencia a fuerza de tropelías.
Sin un beso en la mejilla y
acechado
este paria al que nadie ve
asume taras nuevas en una esquina
donde su logo son las patadas y
el dedo del medio.
Su topografía aún no sabe adonde va.

Los derechos del niño
han sido derribados para él,
sentenciado a tres bocanadas diarias de Robotril,
alucina que su vida es otra.

16 mayo 2009

un susto

Hoy en las noticias anunciaron un software que ayuda a aprender matemáticas a los niños. Al finalizar el anuncio, el periodista dijo que era el fin de la pizarra a tiza.
Tuve un susto.
Vamos a tener que enseñarle a mamá cómo usar un computador, no vaya a ser cosa que un día se caiga del mundo, como la tiza.

02 mayo 2009

No sólo
sino acentuadamente solo

26 abril 2009

ejercicio

Sólo por publicar alguna cosa...
Una reescritura del poema XV de Trilce (César Vallejo) al objetivismo.
No por patuda, sólo por ejercicio, por probar, y porque me gustaba mucho sacar fotos

XV

En el rincón aquel, donde dormimos juntos
tantas noches, ahora me he sentado
a caminar. La cuja de los novios difuntos
fué sacada, o tal vez qué habrá pasado.

Has venido temprano a otros asuntos
y ya no estás. Es el rincón
donde a tu lado, leí una noche,
entre tus tiernos puntos,
un cuento de Daudet. Es el rincón
amado. No lo equivoques.

Me he puesto a recordar los días
de verano idos, tu entrar y salir,
poca y harta y pálida por los cuartos.

En esta noche pluviosa,
ya lejos de ambos dos, salto de pronto...
Son dos puetas abriéndose cerrándose,
dos puertas que al viento van y vienen
sombra a sombra.




Un hombre a medio deshabitar (reescritura)

En un cuarto a medio deshabitar
en una cama, en un rincón
un hombre sentado
sostiene un libro abierto
en un cuento de Daudet
mientras que en sus ojos
sostiene el reflejo de las sábanas
blancas y lisas,
y de la otra almohada
que desde tan temprano
yace intanca

La noche cae lluviosa
y el viento azota
El hombre oye el ruido de dos puertas
abriéndose cerrándose;
entonces se pone de pie y vuelve a caminar
dejando un libro abierto
en aquel rincón.

12 marzo 2009

No te vayas a creer eso de que en la vida hay que sacrificarse para estar feliz....
esa es la trampa

08 marzo 2009

El tiempo perdido (Jacques Prévert )

Ante la puerta de la fábrica
el obrero se detiene de repente
el buen tiempo ha tironeado de su chaqueta
y no bien se vuelve
y mira el sol
muy rojo muy redondo
sonriente en su cielo plomo
le hace guiños
familiarmente
Di camarada sol
¿no te parece
una reverenda burrada
regalarle un día como este
al patrón?




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¿no te parece una reverenda burrada?

18 enero 2009

Poemas de Jorge Enrique Adoum (Ecuador, 1926)

Este es de esos poetas que uno agradece encontrar

De Ecuador Amargo (1949)



El desvelo y las noticias

En mitad de la noche despierto
y me levanto como para vestirme,
como para llorar o para ver si duermes
lateral y desnuda.

Pero es cierto:
Ya no tengo tu voz saliendo
debajo de mi boca, ya no tropiezo
con tus tristes zapatos las mañanas,
ya sólo yo, yo solamente y solitario
en los almuerzos y en el hambre,
visitante extranjero de costumbres
que se me habían ido como una
edad, yo nuevamente familiar y ajeno.

Pequeña lastimada, tú
desempleada, tú compañera,
todo el día en los climas de la ira:
cada sábana me hiere todavía
tu cadera, y me duelen
él, ellos, los compañeros
buscados, los espesos escondidos,
los cadáveres compañeros. Cómo
no iban a dolerme si hay tanta
agua que no puedo sobornar, pasaportes,
gobiernos que nos odian, y sobre todo
esta pobreza guardiana,
portera, tutelar.

Cuando en la lluvia, cuando
en mi taza de café me quedo,
cuando en mi ropa, y el sueño
a ti sola te circunda,
y yo no sé nada de ti, como
si nunca hubiérate esperado
en una esquina o una cama,
y me pregunta “¿qué sabes
de tu compañera?”, callo,
pienso en velorios, en trenes
que no paran hasta el norte,
ya me parece sombras, ya
me parece lloro, ya cuchillos
en los que Pepe, Antonio, Angélica
o Elías o cualquier hermano
me escribiera: “Tu compañera
fue herida ayer. Tu compañera
fue asesinada el lunes. Fue desterrada
al sur tu compañera, a las islas
que el mar rechaza de la costa.
No está tu compañera”

¿No está mi compañera? ¿Y todo
porque tenía la costumbre
de vivir, porque acostumbra
defenderles el vientre a las mujeres,
los huesos a los trabajadores
y a los niños sus tinteros?
Todo porque vas, madrugada
a madrugada, a las paredes
de la ciudad, dejando allí
tu porción de patria y voluntad,
tu nombre fácil, tu nombre
Rojas, hasta abajo
del pueblo.

Y entonces no pregunto
a nadie por ti, ni a ti,
ni al corazón con su ronca
campana intermitente. Pero odio
de nuevo, y otra vez amo mi odio
adherido, como una araña húmeda,
a la pared del alma: ya no por sucias
mariposas mi temblor y mi asco:
es por los escuadrones, por la aritmética
de su formación para el destrozo;
ya no a las hinchadas cucarachas
alineadas mi puntapié de náufrago:
pero a la dentadura policía,
pero al próximo cadáver, necesario,
presidencial, agrietado, escogido
entre sus desventurados almirantes.

Y te espero.
En estos meses largos,
del 1 al 30, y aún más, al 31,
cada tarde busco tu carta
que no llega, como el sueño
a veces, busco trabajo, busco
una pieza, miro el mar
con su pobre vecindario de alas
y de mástiles, pregunto
cuánto cuestan las cosas
que nos faltan: una hamaca,
diez minutos sin zozobra,
un plato nada más y dos cucharas,
y esa venganza que me golpea adentro
como te golpearía el hijo a estas horas.
En mi cama suelo pensar: yo reconozco
que es vegetal tu resistencia, y tu destreza
para entrar en mí, definitivamente,
como en tu dormitorio.

Pero de pronto,
otra vez tengo miedo y me levanto,
y otra vez el odio gotea al esqueleto
su ácido común, recibo tientas
la noticia, indago por tu cuerpo
que antes estaba dentro de tu nombre,
y no está, como Joaquín (sólo sus botas
debajo de su cama, sólo su saco
esperándolo cuatro meses en la puerta).
Como él, sigues siendo una noticia
no confirmada aún por el encuentro,
y la esperada, ah separada,
ah la que templó mi verso
y mi cerveza, la que alabé en mi canto
de esponsal y de vieja batalla comenzada.

De Prepoemas en postespañol (1979)


Corazonada

era por descostumbre de la muerte por desmuerte

que decía el lunes la semana que viene el año

próximo

hablando de las cosas con que uno se mortaliza

pero tú eres lo premortal impostergable

tú el duradero instante siempre urgente

en mi necesidad de tu sur desangustiante

y entonces no sabía como ahora que de pronto

no iba a haber más tú puede no haber más días




En el principio era el verbo


te numero, te teléfono aburrido

te direcciono (callo, caso y escalero)

te habitacionada ya te lámparo te suelo

te vaso te enfósforo te libro

te disco te destoco te desvisto desoído

te camo te almohado enciendo descobijo

te pelo te cadero me cinturas

nos trasvasamos labio a labio

me embotello e tu adentro

nos rehacemos te desformo me conformo

miltuplicada tú yo mildividido




Mal de la tierra


y a mi quién diantre me mandó a que me metiera

en tu camisa-de-once-varas de tu vida

si me quedaba bien la soledad como otro

esqueleto

quién me mandó a inventarme en la post-tarde

el pasado que quise haber tenido de ayer en

adelante

si no eran conmigo tus proyectos de victoria

contratigo

sudamérica otra de tu cadera izquierda para abajo

quién acaricia tu brasil desangular y ascua

quién te besa la sal húmeda de tu norte de chile



15 enero 2009

Desde este rincón

09 enero 2009

Poemas de César Vallejo (Perú 1892-1938)

De "Poemas Humanos" (1923-1938)


Un hombre pasa con un pan al hombro.
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?

Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila,
mátalo
Con que valor hablar de psicoanálisis?

Otro ha entrado a mi pecho con un palo en la mano
Hablar luego de Sócrates al médico?

Un cojo pasa dando el brazo a un niño
Voy, después, a leer a André Bretón?

Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre
Cabra escribir, después, del infinito?

Un albañil cae de un techo, muere, y ya no almuerza
Innovar, luego, el tropo, la metáfora?

Un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente
Hablar, después de cuarta dimensión?

Un banquero falsea su balance
Con qué cara llorar en el teatro?

Un paria duerme con el pie a la espalda
Hablar, después, a nadie de Picasso?

Alguien va en un entierro sollozando
Cómo luego ingresar a la Academia?

Alguien limpia un fusil en su cocina
Con qué valor hablar del más allá?

Alguien pasa contando con sus dedos
Cómo hablar del no-yo sin dar un grito?

5 de nov. 1937.




Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y , sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la
cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz,
borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
Qué más da! Emocionado... Emocionado...

22 de Oct. 1937


Intensidad y Altura

Quiero escribir, pero me sale espuma,
quiero decir muchísimo y me atollo;
no hay cifra hablada que no sea suma,
no hay pirámide escrita, sin cogollo.

Quiero escribir, pero me siento puma;
quiero laurearme, pero me encebollo.
No hay voz hablada que no llegue a bruma,
no hay dios ni hijo de dios, sin desarrollo.

Vámonos, pues, por éso, a comer yerba,
carne de llanto, fruta de gemido,
nuestra alma melancólica en conserva.

Vámonos! Vámonos! Estoy herido;
vámonos a beber lo ya bebido
vámonos, cuervo, a fecundar tu cuerva.

27 de Oct 1937

éso por ahora...